¿Podemos eludir nuestra responsabilidad acerca de la huella de carbono del turismo?

THR opina

¿Podemos eludir nuestra responsabilidad acerca de la huella de carbono del turismo?

El turismo, como cualquier otra actividad económica, tiene un impacto medioambiental que, según un estudio de la Universidad de Sídney, ya representa el 8% de las emisiones globales de gases de efecto invernadero. Esta cifra tiene en cuenta tanto el transporte como las emisiones derivadas del mantenimiento de infraestructuras, la compra de alimentos o los souvenirs para los turistas. Del total, los viajes en avión representan el 12% de la contaminación generada por la industria.

Mientras que el turismo responsable intenta minimizar efectos tan perjudiciales como las emisiones de carbono de los viajes, sin duda una de las tendencias en alza del sector en 2022, la pregunta principal es: ¿estamos dispuestos a pagar más por un turismo más ecológico?

¿Estamos dispuestos a gastar más por el planeta?

A lo largo de los dos últimos años, la pandemia ha alterado nuestro punto de vista en un sinfín de aspectos, forzándonos a reconsiderar cómo interactuamos con el mundo que nos rodea y, también, de qué manera contribuimos – tanto positiva como negativamente – al planeta.

Por un lado, casi el 60% de la población está dispuesta a pagar más para que su viaje sea sostenible. Sin embargo, ¿estamos dispuestos a rascar nuestros propios bolsillos a la hora de pasar a la acción?

Por ejemplo, en 2020 la publicación científica Global Environmental Change realizó un estudio sobre la compensación de gases de efecto invernadero en el que se ofreció a los consumidores la posibilidad de compensar – parcialmente – la huella de carbono de su viaje. A pesar de que muchos viajeros aseguraron defender la sostenibilidad en sus desplazamientos, únicamente un 4,5% de las casi 64.000 reservas aceptó pagar un desagravio por sus emisiones.

Los resultados manifiestan que, a pesar de la disposición de los consumidores a tomar medidas para frenar el cambio climático, en este caso, los clientes percibieron el precio de la compensación como demasiado alto.

Paralelamente, un reciente informe de Capterra demuestra que los españoles están dispuestos a pagar un 10% más por productos sostenibles. No obstante, esta disposición se reduce en productos como vuelos comerciales, para los que hay pocas alternativas viables.

La adaptación de la industria

El sector turístico, en paralelo con la sociedad, también está tomando medidas para reducir su huella de carbono.

Las cadenas hoteleras, independientemente de su tamaño, han logrado disminuir su consumo de plástico en más de un 50%. Además, algunas de ellas han empezado a compensar sus emisiones a través de la compra de bonos que permiten financiar proyectos sostenibles, mientras que otras – como Paradores Nacionales o el grupo Meliá – han conseguido operar gran parte de sus hoteles únicamente con energía procedente de fuentes renovables. Ciertas cadenas como NH Group han llegado a reducir su huella de carbono en casi un 70%.

Gigantes tecnológicos tradicionalmente fuera del sector también se están volcando con la sostenibilidad. Google, por ejemplo, ha incorporado en sus búsquedas la opción de identificar hoteles sostenibles, a través de la cual los clientes pueden filtrar fácilmente aquellos establecimientos que poseen certificados ecológicos.

Esta oleada no se limita únicamente al sector privado. La ciudad española de Valencia se ha convertido en un referente mundial en materia de sostenibilidad al certificar y verificar su huella de carbono turística. El estudio ha analizado las fuentes emisoras de gases de efecto invernadero y el impacto medioambiental que generan. En 2019, se produjeron 1.286 millones de toneladas de CO2, de las cuales el 81% corresponden al desplazamiento de los turistas hasta Valencia.

Ahora que Valencia conoce cuál es su huella, todas sus medidas - entre ellas, el autoconsumo procedente de fuentes renovables, la movilidad eléctrica o el incremento de espacios verdes - van dirigidas a alcanzar una actividad turística neutra en carbono entre 2025 y 2030.

En resumen

Aunque el turismo sostenible es importante para los consumidores, no siempre están dispuestos a pagar más por él. Sin embargo, cuando el coste de oportunidad de cambiar el producto no es demasiado oneroso, estos pueden estar abiertos a considerar alternativas más respetuosas con el medio ambiente.

Por lo que respecta a la oferta, hoteles y otros agentes también se están tomando en serio su impacto en la huella turística, y muchos de ellos están adoptando ya una serie de medidas de inversión para mejorar su sostenibilidad.

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